Un viaje en silla de ruedas

Subirse a una silla de ruedas en plan cachondeo, hacer carreras, llevar a alguien sentado encima, hacer el caballito, puede ser divertido durante un rato pero cuando llevas un par de horas y ves lo difícil que se ve la vida a esa altura, no mola tanto.

He tenido la suerte de participar en el Experience Trip Regala Zaragoza, una iniciativa de Zaragoza turismo ideada y capitaneada por Miguel Nonay @asaltodemata. Para los que no conozcan a Miguel diré que es un intrépido aventurero como el de las películas, que vive la vida a tope, disfrutando cada cosa que hace con una gran sonrisa y un acento maño encantador, sentado en una silla de ruedas. Miguel tiene un proyecto muy bonito, Viajeros sin límite y he tenido la oportunidad de conocer más de cerca, que es el turismo accesible, intrusivo.

Del 25 al 29 un grupo de personas acompañamos a Miguel y los responsables de turismo de Zaragoza, a conocer la ciudad. 10 personas y 5 sillas, para poder rodar y ayudarnos en esta experiencia, sino se hace duro.

Mi experiencia

Duro no, durísimo! Quise empezar esa mañana de viernes dándolo todo, integrándome, intentando aguantar todo lo que pudiera, pero no fue fácil. Primera experiencia, subir al tranvía. Con la ayuda de Marta subí y me coloqué, y empecé a notar como la gente me miraba de reojo, miradas fugaces, miradas curiosas que preguntan con los ojos ¿qué le habrá pasado? ¿Estará así desde niña o habrá sido un accidente? Pobrecita.. ¿Cómo sé que se preguntaban esto? Porque me di cuenta de que yo también lo hacía.

Empezamos a conocer la ciudad y cada acera me parecía una muralla, los semáforos una carrera, mis piernas se helaban por el frío, los brazos dolían y tuve un momento crítico al pensar quedarte para siempre así, podía pasar…

Esa misma tarde no me senté para nada en la silla, me angustiaba la situación, solo de pensarlo me apenaba.

He aprendido mucho. Yo, que soy una preguntona no paraba de hacerle todo tipo de cuestiones a Miguel, cómo giras la esquina, cómo entras al ascensor, como subes esa rampa, cómo te duchas, cómo entras en el bus, cómo…. El resto de días me di cuenta todo lo que había aprendido y ya podía hacer hasta el caballito sin caerme, como Javi!

Zaragoza nos ha demostrado durante estos días que es una ciudad accesible para personas con cualquier tipo de discapacidad y que además es bonita, aunque eso ya lo sabía, pero no desde esa perspectiva, desde esa distancia, sentada en una silla de ruedas lo es aún más.

He aprendido como trabaja Renfe ante esta situación, los museos, bares, restaurantes como la Jamonería con rampas de quita y pon, y sobre todo la cadena de hoteles Confortel, en este caso Confortel Romareda, pionero en la promoción del turismo de personas con discapacidad (perteneciente a la Corporación Empresarial ONCE)

Enhorabuena a todos por los datos obtenidos, aquí podéis ver algún resultado de la monitorización, y por la experiencia. Y a Miguel por el trabajo.

 

Por cierto, no podía contar lo que estaba pasando porque no podía tuitear, había que darle a las ruedas o empujar a los compis.. Jejeje